sábado, septiembre 17, 2005

Democracia universitaria no es voto popular para elegir rector

Fotos. Pie de foto:Gilberto Guevara Niebla, aseguró que hay que poner en entredicho ala democracia como mecanismo de elección de rector en las universidades.

Universidad Veracruzana
Xalapa, Equez., Ver., sábado 17 de septiembre de 2005

Tendríamos a los rectores más populares y no necesariamente a los mejores, dijo
Democracia universitaria no significa voto popular para elegir rector: Guevara Niebla

Las universidades tienen que someterse a la vigilancia de la sociedad y rendirle cuentas, aseguró

El portugués Boaventura De Sousa Santos dijo que “las fuerzas del mercado están intentando influir en la universidad, de determinar lo qué se debe investigar y cómo investigarlo”

Edgar Onofre

Democracia en la universidad no significa elegir por voto universal a los rectores; desde el punto de vista de la salud académica de las universidades, tenemos que poner en entredicho ése mecanismo, porque al final tendríamos a los rectores más populares y no necesariamente a los mejores administradores o académicos, advirtió el exdirigente del movimiento estudiantil de 1968, Gilberto Guevara Niebla, durante la conferencia magistral que dictó en el marco de la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2005. Pie de Foto: Boaventura De Sousa destacó que "la universidades hoy estánpagando, o ya pagaron, un precio a veces muy elevado por querer mantener unconocimiento independiente, crítico y autónomo de la sociedad".
Luego de discurrir sobre sus respectivas áreas de conocimiento, tanto Guevara Niebla como Boaventura De Sousa Santos se refirieron a la agenda de las universidades en sus respectivos países y, en este sentido, el educador mexicano dijo: “Las universidades tienen que someterse a la vigilancia de la sociedad y rendirle cuentas: no puede estar de espaldas a la democracia y a la soberanía democrática”.
“La universidad necesita, desde luego, revisar sus prácticas pedagógicas, pero también es muy importante revisar conceptos que hasta ahora han pasado como moneda corriente en la universidad, como la autonomía”, añadió, la cual “no significa que la universidad se aísle de la sociedad, tiene que responder a la sociedad, al cuerpo de los ciudadanos”.
“Así, se debe combatir toda esa idea de que la universidad es una república y que, por lo tanto, en esa república del conocimiento la soberanía la deben tener los estudiantes, que son equivalentes al pueblo, pero sería una soberanía que lamentablemente entraría en conflicto con la soberanía de la sociedad. No puede ser que dentro del Estado exista otro Estado, en paralelo o en conflicto con el estado nacional”.
Por su parte, el sociólogo portugués Boaventura De Sousa destacó que “la universidad ha sido muy importante en nuestros países porque realmente ha impulsado proyectos nacionales donde el conocimiento erudito, científico, fue muy importante. Sin embargo, hoy están pagando, o ya pagaron, un precio a veces muy elevado por querer mantener un conocimiento independiente, crítico y autónomo de la sociedad”.
Además, señaló que existe “una crisis de las ciencias sociales, una crisis que también tienen las universidades: el proyecto nacional que las universidades de alguna manera condujeron era un proyecto elitista. Por ejemplo, en muchos países de América Latina los pueblos indígenas nunca fueron considerados dentro de esos proyectos nacionales, al contrario, fueron activamente excluidos”.
De Sousa Santos agregó que “cada vez más, las fuerzas del mercado están intentando influir en la universidad, de determinar lo qué se debe investigar y cómo se debe investigar y, más allá de la mercantilización del conocimiento, estamos entrando en otro momento que es el de la mercantilización de la universidad misma, es decir, en convertir la universidad en una corporación de producción capitalista de conocimiento universitario”.
Por lo tanto, el portugués llamó a “revertir este proceso de mercantilización, y nuestras universidades tienen que hacerlo privilegiando cada vez más no sólo un acceso democrático a la universidad, sino también a un conocimiento cada vez más democrático. No interesa simplemente democratizar el acceso, sino que vamos a democratizar el conocimiento y hacerlo en redes, redes nacionales, redes continentales. He propuesto que en América Latina que las redes entre universidades deben operar dentro de una lógica de solidaridad internacional y no dentro de una lógica mercantilista”.
“Queremos una universidad global pero solidaria, desde abajo, desde la iniciativa de los profesores, de los investigadores y de los estudiantes, del personal, y no de entidades comerciales que en cada país están intentando desarrollar un mercado con servicios universitarios”, añadió.
No obstante, aseguró que “aunque éste es un mensaje de inquietud, soy un optimista trágico: debemos salir de estas crisis, no debemos asumir nunca una actitud cínica o de escepticismo paralizador. Hay que reinventar la universidad como tenemos que reinventar las ciencias sociales, hay mucha energía en los países del sur para que esto se haga, pero hay que tener el coraje para ir contra la rutina, contra los privilegios, e intentar una reforma nueva del conocimiento y de la educación. Una reforma que realmente sea globalizada y atenta a los objetivos de justicia social, de una lucha por otro mundo posible, por otro mundo más justo”.